Por Esmeralda Vargas Lechuga/Zunoticia

Tlanchinol, Hgo.- La comunidad de Pilcuatla, ubicada en una zona históricamente golpeada por sequías periódicas, ha emergido victoriosa de una de sus peores crisis de agua en años. Durante semanas angustiosas, los arroyos principales para el abastecimiento de agua se secaron por completo, y los manantiales locales se agotaron, dejando al río principal en niveles alarmantemente bajos y amenazando el suministro vital para toda la población.

La localidad de Pilcuatla pertenece al municipio de Tlanchinol, está situada en los límites con Huazalingo; es una de las comunidades alejadas de su cabecera municipal.

Esta situación de falta de agua devastó la vida cotidiana de los habitantes, afectando no sólo el acceso al agua potable, sino también la base económica fundamental de la comunidad: la agricultura.

 Los agricultores, cuya subsistencia depende directamente de la tierra y el agua, se vieron obligados a suspender la siembra mientras la tierra se resecaba bajo el implacable sol.

Sin embargo, un cambio climático repentino trajo consigo una bendición inesperada, lluvias intensas y prolongadas comenzaron a caer sobre la región, revitalizando los arroyos, rellenando los manantiales y elevando el nivel del río hasta límites seguros.

El agua potable comenzó a fluir nuevamente en los hogares, proporcionando un alivio significativo y mejorando instantáneamente la calidad de vida de todos los habitantes.

Con la llegada del agua, los campesinos recuperaron la esperanza y la capacidad de cultivar la tierra, comenzaron a preparar sus campos y a sembrar nuevamente los cultivos que habían sido pausados durante la sequía.

La humedad revitalizó la tierra, ofreciendo condiciones óptimas para el crecimiento de las plantas y renovando las esperanzas de una cosecha abundante al finalizar el año.