Arrancó en varios municipios de Hidalgo la campaña de vacunación para jóvenes de 18 años y más, algo más que esperado por ese sector de la población que ansiaba llegara el momento para inmunizarse; deseo muy válido, pero debe aclarárles algo: Que la vacuna de ninguna manera representa un permiso para desarrollar todas las actividades a las que estaban o están acostumbrados. En la Huasteca Hidalguense, por lo menos, en las últimas dos semanas se han registrado lamentables decesos de personas muy jóvenes – menores de 30 años – lo que debe ser tomado muy en cuenta porque las fiestas de bodas, quince años, bautizos y demás, no cesan, las “albercadas”, tampoco, las carnes asadas y convivios por absurdos motivos siguen sin que nadie tome en serio la tercera ola de contagios de COVID-19, ahora con las variantes Delta, Gamma y Zeta que son, según las autoridades sanitarias, mucho más agresivas y que no existe todavía vacuna contra ellas… Es bien sabido que los jóvenes en la actualidad son más rebeldes y retadores que los de las épocas anteriores y eso es lo que les está causando severos problemas, porque lejos de comprender su vulnerabilidad, aspiran a salir victoriosos en cualquier situación adversa que se les venga encima. Pero, es aquí donde las autoridades deben entrar a “rajatabla” y exigir que no haya actividades masivas, festejos patronales o convivios familiares, porque el problema es que lo que resulta de esas “pachangas” repercute en la salud pública y viene entonces el reclamo del por qué no hay una respuesta inmediata ni capacidad por parte del Sector Salud, cuando hay paciente o pacientes en casa comienza la exigencia de que las instancias de gobierno – específicamente las de salud – actúen y resuelvan lo que otros, por irresponsabilidad generaron. El gobierno estatal ha manejado satisfactoriamente la pandemia por coronavirus desde su inicio, siendo ejemplo para la toma de decisiones en otras entidades del país y eso debe ser resaltado, pero… ¿Qué pasa cuando es la sociedad la que no responde o no está a la altura del apoyo que necesitan sus autoridades? La tarea es difícil, indudablemente, pero más aún cuando no hay colaboración de la población que sólo pide, pero no aporta. ¿Será acaso que se necesitan más fallecimientos para que se comprenda la magnitud de lo que se está viviendo? Ojalá no… Está próxima la toma de posesión de los miembros de la LXV Legislatura de Hidalgo, y de acuerdo a lo que cada uno de ellos y sus partidos políticos han presumido en redes sociales, pretenden ser lo mejor de lo mejor y dar resultados por encima de las expectativas que generaron los salientes. Esperemos que así sea, porque los tiempos que se avecinan en Hidalgo en el marco de la renovación de la gubernatura, exigen que haya un Congreso Local acorde a las necesidades de un estado que en los últimos cinco años ha logrado superar metas con amplio margen, esto muy a pesar de la transición partidaria que se dio en el gobierno federal y las limitaciones presupuestales que impactaron en muchos rubros, mismos que a pesar de todo, nunca dejaron de atenderse y resolverse en la medida de las posibilidades por parte de un mandatario que logró crear puentes sólidos entre su administración y el titular de la Presidencia de la República que hizo grandes cambios. Es así que el proceso electoral en breve entrará en curso y todos los involucrados, actores y partidos políticos tendrán que trabajar a marchas forzadas, para convencer a un electorado cada vez más informado y que lo hace muy difícil de atraer con el “canto de las sirenas o espejitos”, como sucedía en antaño y que hoy es más que obsoleto, claro está, sin dejar a un lado que persiste un enojo social por los abusos y excesos cometidos por una clase política de la que ya casi nada queda pero que es “recordada” a diario con discursos en las mañanas desde un espacio que debería ser utilizado para unir y no para dividir a una nación.
