2025-10-27 05:30:27

SINOPSIS DE LA DISGREGACIÓN DEL MUNICIPIO DE JALTOCÁN

  • A propósito del LXXXIV aniversario de su erección.
  • Detrás del horizonte, hay pueblos que anhelan que alguien se exprese por ellos para narrar sus historias… como la gesta separatista de Jaltocán.
Huejutla, Hgo.- En el año de 1936, el poblado estaba semi oculto  entre la vegetación y se comunicaba por abruptos senderos de herradura con San Felipe; Coacuilco; Ixcatlán y Huejutla, jurisdicción a la que pertenecía. Fue en los albores de la década de los años 30s cuando  los vecinos de Jaltocán incubaron la intención de disgregarse de Huejutla y constituirse municipio, ya que se les dificultaba el traslado a la cabecera para realizar gestiones de carácter municipal, aunado a que cada población por naturaleza necesita fortalecer su administración a través de estatutos propios. Sin embargo, el proyecto de integrarse en municipio era considerado por la mayoría de los vecinos como un sueño imposible de materializarse, ya que en aquel entonces Huejutla era el centro del poder regional debido a que durante la revolución algunos de sus habitantes habían participado en el movimiento armado y  supuestamente eran apoyados por la federación. No obstante, la intención separatista estaba hondamente enraizada en el ánimo de varios personajes sobresalientes como el ex-revolucionario Luis Amador Vargas (don Güicho); Nicolás Beltrán y Epigmenio Jongitud, de la comunidad de La Capilla; Juan Hernández de Coapaxtitla, conocido como “Tío Juan cabrón-política”, quien era propietario de un alambique por lo que contribuyó económicamente para la  causa; así como Julio Hernández de Toltitla, que fungía como juez local en dos casitas de paredes de otate, techos de zacate y pisos de tierra. Lograda la autonomía fue quien colocó los cimientos de la presidencia municipal. Pero el promotor intelectual del movimiento separatista fue el profesor Armando Guerra Zequera, nativo de Chiconamel, Veracruz, director en ese tiempo de la “Escuela Primaria Benito Juárez”. Don Luis Amador inició los innumerables y fatigosos viajes a Pachuca para gestionar la independencia de Jaltocán, y el 7 de marzo de 1936, mientras se encontraba descansando en el cuarto número 16 del Hotel América, en la capital del estado, recibió la noticia que la Cámara de Diputados ese día había decretado que Jaltocán fuera erigido municipio libre, lo que informó al pueblo en general a través de un telegrama enviado con fecha del 11 ha Samuel Contreras Franco y al maestro Armando Guerra Zequera. El 16 en el quinto párrafo del Diario Oficial del Congreso Local, el Gobernador del Estado, Ernesto Viveros, publicó el texto que a la letra dice: “El Distrito de Huejutla se integra de Huejutla; San Felipe Orizatlán; Huautla; Yahualica; Huazalingo; Xochiatipan; Tlanchinol y Jaltocán. La erección se oficializó el 1º de abril nombrándose presidente provisional a Luis Amador hasta que se realizará la primera elección donde resultó ganador Francisco Vargas. El municipio de Huejutla resintió la decisión oficial y organiza de inmediato una incursión armada encabezada por el General Juvencio Nochebuena. El plan consistía en tomar a sangre y fuego la plaza principal de Jaltocán para sustraer de la presidencia municipal, en esas fechas ubicada en la casa del señor Hilario Hernández, la documentación que lo acreditaba municipio. En la madrugada del 26 de octubre la señora Reynalda Lara, esposa de don Luis Amador, desde su casa en la Hacienda de Chiconcoa escuchó ladridos de perros y tropel de caballos, era la gente de Huejutla que se dirigían a la cabecera. Su esposo se encontraba esperándolos parapetado en un lugar conocido como la peña acompañado de sus hermanos Cristóbal, Sebastián y Elías; Natalio y Leopoldo Lara; Francisco Vargas y Martín Gallegos. El enfrentamiento fue encarnizado, el cual tuvo una duración aproximada de cuarenta y cinco minutos. Para causar la impresión que los defensores eran un grupo mayoritario, de manera inteligente se apostaron unos en la peña y otros enfrente del cementerio, estrategia que fue efectiva ya que un puñado de treinta hombres, eso sí, valientes y decididos, enfrentaron a un contingente de trescientos individuos bien armados con carabinas 30-30 y pistolas calibres 44 y 45, a quienes hicieron huir cobardemente por el camino real de Coacuilco. Durante el desigual enfrentamiento un balazo le atravesó la chaqueta al General Juvencio Nochebuena, quien de inmediato ordenó la retirada de sus huestes. Por Salvador Altamirano

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