- Quien supervisó la obra de construcción de la histórica Torre del Reloj Municipal.
Huejutla, Hgo.- Entre los personajes destacados en la historia del municipio ocultos en el celaje de la indiferencia ciudadana, se encuentra Andrés Montaño Ramírez, originario de Calnali, quien desde muy pequeño llegó a radicar con su familia al Barrio de Tahuizán, en donde pasó la mayor parte de su existencia.
Al respecto, vecinos del referido barrio que antaño fue uno de los cuatro que integraban el poblado de Huejutla, rememoraron que Montaño Ramírez en la década de 1900 era el arquitecto empírico de la entonces villa, motivo por lo que un comité de ciudadanos que era encabezado por don Enrique Andrade Herrera, le encomendaron la supervisión de la construcción de la torre en donde se instalaría el reloj público.
Especificaron que el proyecto, cuyo propósito era conmemorar el primer centenario del inicio de la Independencia estaba programado para que iniciara en 1906 y concluyera en 1910, o sea en 4 años, pero por la eficacia de Andrés Montaño la obra se terminó en dos por lo que se inauguró en 1908.
Por tal motivo, para dignificar su memoria ya que la torre es un icono de Huejutla, unos habitantes de la ahora colonia Tahuizán, plantearon en su momento que se colocara en la glorieta del lugar una estatua o busto del referido personaje, pero según se sabe hay quienes no comparten la idea argumentando que Andrés Montaño no era originario de ahí, por lo que es un personaje oculto entre el celaje de la indiferencia –dijeron-.
Es oportuno destacar, que el profesor y pintor Gildardo Montaño Espinoza, nieto del que construyó la torre del reloj, plasmó en la pared de su casa un mural en donde se observa la figura de su abuelo sosteniendo una plomada (que todavía existe), la torre y sobre ella las cabezas de Miguel Hidalgo y Porfirio Díaz, ya que el segundo ordenó la colocación de diversos relojes públicos en el país tendientes a conmemorar los primeros cien años del inicio de la gesta libertadora del primero, o sea, de la Independencia de México.
Por Salvador Altamirano