Autor: Floriberto Mendoza Castelán
“La Filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; Las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.” René descartes.
Para entrar en materia primeramente vamos a definir lo que es un sabio: según Tomás de Aquino, Sabio es aquel que es capaz de contemplar la verdad y juzgar de otras verdades, así también le es propio impugnar la falsedad contraria.
Existen en México según INEGI 5.4 millones de personas del mismo rango de edad que viven socialmente relegados por no saber leer y escribir, más aparte 3.4 millones mayores de 15 años que solo cursaron los primeros años de educación primeria; se trata entonces de 8.8 millones de mexicanos que en realidad son analfabetas. (Eso sin contar con los analfabetas funcionales que aunque saben leer, no comprenden lo leído, porque no acabaríamos de contarlos)
Este número parecería muy pequeño pero es enorme a la plena época de la información y a la comunicación. Lo importante de esto no es minimizar las cifras, que por supuesto son grandes, vergonzosas y apenan. El analfabetismo es una muestra constante de nuestro atraso en materia de desarrollo social.
El lenguaje hablado y escrito trata sin duda de una expresión que traduce el alma y el pensamiento, recordemos que se habla para que se escuche y se escribe para que se lea. En la palabra escrita está el registro de nuestra especie. La escritura representa una forma de adueñarse del mundo, de darle sentido al pensamiento, de expresar las emociones: amor, tristeza, ira, resentimiento, alegaría, entre muchas otras manifestaciones, al igual que los anhelos y esperanzas.
No saber leer y escribir constituye una de las más grades desventajas personales y sociales que una persona puede tener. La escritura y la lectura crean seres reflexivos, desarrollan la conciencia de la Historia y la cultura, además forma mejores hombres y mujeres.
En relación a los puntos anteriores, concluyo afirmando que la frase “EL PUEBLO SABIO” es un mito, una falacia y una herramienta del más burdo sarcasmo, porque su gente no lee, no le gusta leer, no posee un pensamiento crítico, reflexivo y además no estamos educados para pensar, no poseemos un pensamiento propio, las personas razonamos poco, y como ejemplo en una elección, los electores no piensan, no hacen una reflexión, un análisis, un estudio racional, es decir, esto es mejor y aquello es peor; toman sus decisiones más por razones viscerales o por las características solo de lo que hablan o dicen los candidatos, por la voz que tienen, su carisma, por las mentiras que cuentan y estas se aceptan sin reflexionar ni analizarse.
Por otro lado la opinión pública no es tal, no es ésta la suma de las capacidades reflexivas de la gente sino que tan solo es la voz del poder económico y político a través de la dominación de los medios de comunicación y educación; por lo tanto, la opinión de la gente se desarrolla más por lo que ve en la televisión y redes sociales. Todo se oculta y lo que se llama opinión pública, es realmente una opinión mediática, una opinión creada por la educación y por los medios de comunicación.
Si el pueblo de México fuera educado, políticamente aculturado, de pensamiento democrático y socialmente organizado, podría afirmarse entonces que sí es un pueblo sabio, pero nuestro pueblo está desinformado, manipulado, desorientado y finalmente maleducado por un sistema que no ha enseñado a pensar filosófica y políticamente, en consecuencia decir que el pueblo es sabio no tan solo es un mito sino una irresponsabilidad, además de una mentira manipuladora.