Por Salvador Altamirano/Zunoticia
Huautla, Hgo.- “La piedra coheteada”, -cuetiada en expresión popular-, es un huapango de la inspiración de Daniel Salazar Fernández, quien relata la historia de un amor correspondido que por celos de un tercero, terminó en tragedia durante una de las clásicas emboscadas huastecas de antaño.
Sin embargo, indagando al respecto, se tuvo conocimiento que al tramo carretero de acceso a la cabecera municipal de Huautla conocido como la cuesta, que sigzaquea entre un abismo y un peñón, se le conoce también como “la piedra cuetiada”, en léxico del pueblo, porque cuando abrieron la actual carretera, en el año de 1968, tuvieron que dinamitar el peñasco.
Rememorando la historia del antes camino hacia la población de Huautla, don Enrique Medecigo López, de 99 años de edad, ex – presidente municipal, refirió que antes de que hubiera carretera se viajaba y subía por un camino de a pie que estaba en la cuesta, el cual entronca con una vereda inclinada en la cercanía de donde ahora se encuentra la capillita de la Virgen, que concluía en el río cerca de la casa del General Juvencio Nochebuena.
Agregó, aunque la vereda era de a pie y muy peligrosa, también había osados que transitaban a caballo con el peligro de caer al precipicio, por lo que hubo muchos accidentes y decesos para bajar y subir al pueblito de Huautla.
Respecto a la emboscada que refiere Daniel Salazar en el huapango denominado “La piedra coheteada”, enfatizó que asesinando de esa manera se solucionaban antes las diferencias personales en la región de la huasteca. Precisamente -acentuó-, yo ocupé la presidencia municipal que estaba en un jacalito, siendo suplente durante seis meses en 1957, porque en una emboscada asesinaron al mandatario titular, Herón Gómez Ramírez.
Por su parte, don Odilón Vélez Ortega, de 74 años de edad, manifestó que en 1950 en la llamada piedra cuetiada había un camino de herradura por donde bajaban y subían a pie o a caballo los habitantes de Huautla y visitantes.
Agregó que, por ese camino de herradura también subían mulas cargadas de castañas con aguardiente que traían de los alambiques de Atlapexco, consistentes en pequeños barriles de madera con capacidad de 50 litros cada uno.
Para finalizar, subrayó que, antes en la región todos los hombres andaban armados, generalmente con pistolas Colt 38 especial de cilindro, como la que portaba al cinto su abuelo Cástulo Ortega, quien tenía unas pilas para curtir cueros de vaca, utilizando cáscara de encino, por ese motivo llamada comunidad de Las Pilas.