- Y un panteón prehispánico en el mismo sector en el 2010-
Por Salvador Altamirano/Zunoticia
Yahualica, Hgo.- Escondida en impenetrable maleza, entre árboles, arbustos y hierba en crecimiento, se encontraba la pirámide de Tlalchiyahualica, la cual fue descubierta en el Siglo XIX por el arqueólogo inglés Charles Joseph Latrabe, el único vestigio prehispánico explorado que identifica al Estado de Hidalgo como mágico.
La referida pirámide, huella inconfundible de la singular arquitectura huasteca, ya que fue construida con taludes de lajas y piedras monolíticas apiladas y magistralmente compactadas, hace suponer que Tlalchiyahualica fue el último sitio hasta donde llegó la expansión de los huastecos por el rumbo de la Sierra Madre Oriental, sin embargo, aunque es un vestigio más de la grandeza de la cultura huasteca, propiamente dicha, pocos la conocen y no es valorada históricamente.
Considerando que posiblemente la pirámide fue un importante centro ceremonial precolombino, la dirección de Turismo Municipal, cuya directora es la profesora Olga Lidia Hernández Morales, y la delegación de Tlalchiyahualica que encabeza Felipe San Juan, realizarán los días 29 y 30 del presente mes, respectivamente, rituales de ofrenda en honor a la Madre Tierra y a la partida de las ánimas al Mictlán, quienes visitaron durante el Mijkailjuitl los que en vida fueron sus hogares.

Otra huella más irrefutable de que Tlalchiyahualica fue un asentamiento de gran importancia de la cultura huasteca, fue el histórico descubrimiento que unos albañiles hicieron en el mes de octubre del 2010, el cual fue puntualmente informado por el Periódico Zunoticia, cuando cavaban para construir una casa en el Barrio Tlajteno, aledaño a la pirámide, donde encontraron tumbas prehispánicas huastecas.
Se detalló en la nota que, los trabajadores hallaron una olla de cerámica de considerable tamaño, cubierta con un utensilio de forma fiscal y trípode, en cuyo interior había un cráneo y huesos, que por su tamaño se supuso que eran de un niño, y una cabeza de perro labrada en piedra, parecida a un juguete, así como dos finas y filosas hojas de obsidiana.
Posterior al primer descubrimiento óseo, fue también localizada en el radio que los albañiles habían trazado para construir la vivienda, más osamenta, en esta ocasión de adultos, por lo que se supone que ahí estuvo un cementerio huasteco.
Es necesario mencionar que, la osamenta fue entregada por las autoridades municipales en primer término al ministerio público y estas, posteriormente, al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).