Por Karen Rivera/ Zunoticia
Atlapexco, Hgo.- Un año y dos meses del fatídico incendio en el Qiubo, en pleno centro de Atlapexco, a la fecha el acto heroico persiste en el recuerdo de propios y extraños.
“Recuerdo la explosión, salimos de inmediato a verificar, la tienda ardía en llamas”, expresó el Doctor Emilio Ángeles, originario de Oaxaca quien hace algunos años atrás, arribó al municipio a realizar su servicio social en Itzócatl y como todo foráneo, se quedó atrapado en la belleza de la huasteca hidalguense.
Compartió que en aquél entonces junto con el Doctor Miguel Hernández Salazar, originario de San Martín Chalchicuautla, San Luis Potosí, realizaron su servicio social en esta zona, a diferencia de él, el Sanmartinense le correspondió en Papatlatla ejercer su labor profesional.
El galeno señaló que, hace un año se encontraba en la zona centro del municipio de Atlapexco, cuando repentinamente se escuchó un fuerte estruendo, las máquinas expendedoras de refrescos habían explotado por un cortocircuito registrado.
Recordó que, las llamaradas se expandían por los productos, varios jóvenes habían ingresado a la tienda a retirar los productos flamables, mientras que las corporaciones de auxilio arribaban a sofocar el incendio.


Ante los riesgos que implicaba las quemaduras de la piel, inmediatamente solicitó en el ayuntamiento municipal un botiquín de primeros auxilios para atender a quienes sufrieron leves quemaduras, aplicando sulfadiazina de plata.
Mientras tanto, el valor heroico del pueblo emergió, llevando a retirar los artículos flamables de la tienda.
Comentó que fueron aproximadamente 40 minutos que demoró en arribar el camión de Bomberos, mientras tanto, con la ayuda de pipas de agua y la poca presión en las mangueras, así como los trabajos previos, lograron controlar un poco el incendio.
Tras arribar el Heroico Cuerpo de Bomberos, hicieron lo propio y a presión lograron sofocar las llamaradas.
“Fue impresionante ver cómo llegó bastante gente a ayudar y fueron los varones quienes le entraron al quite”, resaltó en la conversación. La plática continuó, ofreció una taza de café para mitigar el frío, mientras se disponía a ayudar al Profe en el restaurante “El Chocoyo”.
Característico de quién lo conoce, su labor social es primordial, coadyuva a todo quién lo necesita y aunque no se lo pidan, no duda en echar una mano.
Afirmó que no gusta atraer los reflectores, tampoco meterse en la política, sin embargo, anda en la mayoría de los municipios atendiendo las cuestiones de salud de los huastecos.
Foto: Tras un año de la tragedia, aún se recuerda el momento heroico de los atlapexquenses.