2025-10-27 12:36:55

Yahualica: el culto fálico y la “Danza de los Xochitines

Huejutla, Hgo.- La religión huasteca fue mesoamericana politeísta, con un culto concreto a la fuerza de la naturaleza, pero en el Período Posclásico recibió fuerte influencia de los  toltecas y mexicas, por lo que se afirma que sus ritos eran semejantes a los de los demás mexicanos civilizados de la época. Tenían templos con ídolos de piedra y barro y daban a la embriaguez  ritual  y al culto al falo una singular preferencia. El culto fálico, era la veneración del potencial de fertilización que posee el órgano sexual masculino, que significaba el principio del matrimonio y formaba parte del respeto a los antepasados. Sin embargo, el objetivo principal del culto no era  el falo, sino la fertilidad de la tierra. Las ideas relacionadas con la fertilidad de la tierra se expresaron de diferentes maneras, una de ellas fue la representación de la diferencia sexual entre el hombre y la mujer. La reproducción del miembro masculino en figuras de barro y piedra datan desde la época del Clásico – Temprano (100-900 d. C.). En las esculturas de piedra huastecas tuvo tanta importancia que llegaron a labrarlo independiente al resto del cuerpo masculino. Se refiere que entre los huastecos el culto o ritual al falo (tepolli), tuvo una importancia muy notable, tanto así, que los mexicas los consideraban degenerados. De este rito han encontrado evidencias en el pintoresco pueblo de Yahualica, Hidalgo, en donde a finales del siglo XIX había en el atrio de la iglesia un enorme falo de piedra donde eran sentadas las jóvenes recién casadas, que consistía en un ceremonial para garantizar su fecundidad en el matrimonio. La precitada escultura actualmente se exhibe en la “Sala Huasteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia” (INAH), de la Ciudad de México. Guy Stresser-Péan (primer huastecólogo), en su visita a este poblado, el 19 de diciembre de 1952, escribió: “No pudimos ver el falo gigante de 1. 56 metros de alto y de 30 cm de diámetro, que se encontraba antiguamente en Yahualica y era famoso entre los indios.” Por su parte el doctor, etnólogo, escritor e historiador  Nicolás León Calderón (instruyó): “Pasó a formar parte del Salón Secreto del viejo Museo Nacional. Este enorme falo aún estaba muy presente en la memoria de los indios”… “Nos dijeron y esto es un recuerdo importante, que cuando todavía estaba ahí, le rendían culto que era caracterizado en la “Danza de los Xochitines” o “Danza de las flores), durante la cual  los “danzantes flores” bailaban alrededor del falo. Cada uno tenía en una mano una pequeña vara con plumas rojas. Bailaban en el suelo en dos filas, a la cabeza iba el jefe de la danza seguido por la Malinche que llevaba una falda roja. El jefe de la banda, blandía un enorme machete y se llamaba muy extrañamente “cuahtliltic”, que en náhuatl quiere decir “negro”, pero no era específicamente de ese color.” Algunos historiadores deducen que posiblemente sea en alusión a los esclavos negros que durante la Colonia trajeron los españoles del Continente  Africano para trabajar en unas minas que se encontraban en Yahualica, lo cual no se ha podido comprobar. Se trataba de la danza más extendida en toda la Región Huasteca del Estado de  Hidalgo, la “Danza del  Señor de las Flores”, sucesor del Xochipilli azteca. Por lo que el personaje de esta singular danza estaba vinculado al falo y al culto de Xochipilli, el príncipe de las flores. (Stresser-Péan, 2008:51-52). El primero que expresó noticias de este órgano masculino fue el señor Taiis A. Escandón, quien lo encontró en su postura original en el año de 1890. El sitio donde se encontraba era una plazoleta frontera a la Casa Municipal. Al falo de Yahualica se le rindió culto hasta 1890 cuando fue retirado de la plaza central de la cabecera municipal, al ser seleccionado para integrar una sala especial del extinto “Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía” (MNAHE): El Salón Secreto  en donde se exhibían de forma restringida a “caballeros”, esculturas, figuras de barro y de otros materiales de las diversas culturas mesoamericanas con alusiones abiertamente sexuales. Con el transcurso de los años, los habitantes del pueblo de Yahualica dejaron de celebrar cada 21 de marzo el “culto al tepolli” o “la fertilidad”. Está singular tradición huasteca se perdió a tal grado que solamente algunos ancianos saben de su existencia por lo que les contaron sus antepasados. Actualmente Yahualica es un mosaico de tradiciones. La adoración de ciertos monolitos prehispánicos es todavía un complejo extendido en el oriente de la Huasteca de Hidalgo, en Yahualica son llamados teteyotes: te, de tecpatl, piedra; y teome, dioses.  Los nahuas dicen que cuando la luna iluminaba el cielo, los teteyotes tenían vida y trabajaban solo de noche, pero cuando arribó el nuevo dios (el sol), no resistieron su resplandor, por lo que se reunieron para esconderse en las pirámides, se convirtieron en piedras y nunca más salieron. Cuando uno de estos teteyotes es accidental o deliberadamente desenterrado organizan un ritual llamado en náhuatl “tlapaloli” (saludo), que es celebrado por un curandero que reza y prende copal frente a la imagen, y los presentes ofrendan zacahuil y aguardiente, finalizando el ceremonial con su inhumación. Muchos de ellos se exhiben en el Museo Comunitario del pueblo. Por Salvador Altamirano

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