2025-10-27 07:39:06

…Y ASÍ SE INSTITUYÓ UN NUEVO ESTADO EN HOMENAJE AL “PADRE DE LA PATRIA”

  • A propósito de su fundación.
Ayer se cumplieron 152 años de la creación del Estado de Hidalgo. En la presentación de motivos para la formación de la nueva entidad federativa se mencionó que obedecía a la necesidad de ofrecer un homenaje al “Padre de la Patria”, Miguel Hidalgo y Costilla. Huejutla, Hgo.- Antes de la fundación del Estado de Hidalgo, la región que ahora se llama huasteca hidalguense formaba parte del Estado de México, que correspondía al Segundo Distrito Militar, motivo por el cual era administrado por militares. De esa jurisdicción fue que se tomó el territorio necesario para la erección del nuevo estado, 20,987 kilómetros cuadrados. El decreto de la institución fue admitido por el Congreso de la Unión el día 15 de enero de 1869. Los sueños secesionistas siempre fueron fecundos en la mentalidad de los huastecos. Al considerar que el trayecto a Pachuca y a la Ciudad de México por su lejanía y escabrosos caminos de herradura era en exceso fatigoso, lo que impedía una imparcial aplicación de la justicia y retardaba los trámites de importancia como era la posesión de los títulos de propiedad. El Alcalde de Huejutla, Cristóbal Andrade, a través de un manifiesto emitido el 1º de Junio de 1823, convocó a municipios de las fracciones huastecas de Tamaulipas, San Luis Potosí y Veracruz, a realizar una reunión en la que se analizaría la posibilidad de establecer una “Provincia Huasteca” o “Estado Huasteco”, así como discutir cuál sería la capital y elegir a las autoridades adecuadas para un régimen de gobierno equitativo. Los pueblos citados enmarcados dentro del actual territorio hidalguense fueron Calnali; Tepehuacán; Chapulhuacán; Ahuacatlán; Tlanchinol; Huazalingo; Atlapexco;  Yahualica; Jaltocán y  San Felipe Orizatlán. Los referidos ayuntamientos no aceptaron la propuesta argumentando que aunque la idea las parecía excelente no era el momento favorable. Y tuvieron razón, ya que el Ayuntamiento de Huejutla fue presionado por diversos medios por el gobierno federal para abortar el proyecto. Sin embargo, con el transcurso de los años los intentos continuaron y el día 31 de octubre de 1855 Manuel Fernando de Soto, posteriormente gobernador del Estado de México, presentó ante el pleno del congreso de esa entidad un proyecto para la fundación del “Estado de Iturbide”, que integrarían los distritos de Tuxpan; Tampico; Tancanhuitz; Huejutla y el sur de Tamaulipas. El proyecto secesionista se aferraba en una clara visión muy conservadora. Erigirlo para impulsar la colonización extranjera…nuestra raza se cruzará… nuestro carácter apático desaparecerá y vendrá a efectuarse…un pueblo más industrioso…y…tiene propietarios dispuestos a ceder a los colonos una parte de sus vastos terrenos, muy fértiles y baldíos, muchos de ellos, que pueden dividirse y repartirse en pequeños lotes. Además, proponía la disolución de la propiedad comunal indígena y su fraccionamiento. Como sustento adicional, evocó en el proyecto el pronunciamiento secesionista de 1832 del General Moctezuma, en el Puerto de Tampico y del Coronel Casanova en 1852. En el año de 1862 Manuel Fernando de Soto, siendo ya Gobernador del Estado de México fue acusado por el Congreso Estatal de intentar fraccionarlo para integrar el ansiado estado huasteco, vana ilusión ancestral. El decreto de enero de 1869 que proclamó la erección del Estado de Hidalgo integrado por los distritos de Tulancingo; Tula y Huejutla, desvanecieron el sueño secesionista de Fernando de Soto para crear el estado huasteco bajo su premisa. El sábado 16, México se  despertó con la noticia de que tenía otro hermano y que en su acta de nacimiento se expresa: “Benito Juárez, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes sabed: Que el Congreso de la Unión ha expedido el decreto siguiente: Artículo Único. Queda definitivamente erigido un nuevo Estado de la federación con el nombre de Hidalgo, integrado por la porción del territorio del antiguo Estado de México, comprendida en los distritos de Actopan; Apán; Huascazaloya; Tula;  Huejutla; Huichapan; Pachuca; Tulancingo; Ixmiquilpan; Zacualtipán y Zimapán, los que antes formaron el Segundo Distrito Militar creado por el decreto del 7 de junio de 1862. En la presentación de motivos para su creación se refiere que obedece a la necesidad de rendir un homenaje al “Padre de la Patria”, al precursor de la Independencia de México: Miguel Gregorio Hidalgo y Costilla Gallaga y Villaseñor. Como dato relevante, es oportuno mencionar que es muy probable que Miguel Hidalgo durante alguno de los viajes que realizó a la capital novohispana antes de levantarse en armas, haya cruzado por el municipio que actualmente ostenta el nombre de Tepeji del Río, siguiendo el antiguo camino real a la ciudad de Querétaro. Sin embargo, no se tiene la plena seguridad de que alguna vez haya tomado ese trayecto, pero de haber sido así, se podría decir que atravesó el estado que hoy  dignifica su nombre de paso. Es curioso que Hidalgo… no conociera Hidalgo. En el año de 1869, Pachuca fue designada capital del recién instituido Estado de Hidalgo, cuya bonanza minera, conjugada con la paz porfiriana, propició un auge de construcción que transformó la apariencia de la ciudad y aceleró su crecimiento, principalmente hacia el sur. Entre 1876 y 1910 se levantaron edificios y casas particulares que ahora adornan calles y plazas. El ritmo de crecimiento, fue frenado por la Revolución y se recuperó en la década de 1970, sin detenerse hasta la fecha y con una expansión de la mancha urbana notable. Hoy, Pachuca, de una añeja tradición minera, conserva en su Centro Histórico monumentos  y edificios centenarios. El Escudo del Estado de Hidalgo, concebido por José Vasconcelos y pintado en 1922 por el célebre Diego Rivera, contiene los elementos en los que se puede fincar la identidad plena hidalguense: el medio geográfico condicionante representado por la montaña; el trabajo del hombre transformador del primero, que aparece como tres bocas de minas; la fe y el patriotismo motivadores, simbolizados en el estandarte de la guadalupana y la Bandera Nacional; la campana de Dolores, el gorro frigio y la caja de guerra que revelan los deseos de independencia y libertad. Por Salvador Altamirano

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