2025-10-26 17:11:54

Plomería; el oficio de los verdaderos tronos: CRS

Por Enedino Hernández/Zunoticia

Huejutla, Hgo. – ¿Te has puesto a pensar que muchas cosas de las cuales se conforma tu hogar están allí porque algún hombre practico hizo de las suyas?, y refiero como “hombre practico” a aquel ser estupendo que posee un oficio, llámese: albañil, plomero, barrendero, campesino, electricista, barbero, zapatero, bolero, etc., señala el licenciado Cristhian Romero Segovia.

Expone que los individuos que mueven la economía de todo el país, eso incluye al “lugar donde abundan los sauces” (Huejutla),  y no siempre son  muy bien remunerados, y en la mayoría de los casos no poseen “conocimiento teórico/académico”, pero no por eso caigamos en el error de llamarlos “incultos” o en el peor de los casos “ignorantes”, porque ellos al poseer conocimiento experimental, y demostrar ese conocimiento con hechos; los ignorantes podríamos ser nosotros, porque si nuestro conocimiento no está para servir, para poder encarar la vida, no le veo mucho caso el fanfarronear o sentirnos superiores por solo tener un título,

¿Por qué llamarse profesionista si no somos profesionales a la hora de reconocer a gente que si hubiese tenido las mismas buenas oportunidades otra historia sería?, tengamos la humildad de dar honor a quien honor merece y esta vez empezaré felicitando al Plomero:

“Tuve el honor de conocer un poco la historia del diario vivir de un honesto plomero, que lleva una parte del cielo a los hogares de todas las hermosas familias de Huejutla de Reyes, Hidalgo. Y no, no estoy exagerando. ¿No has imaginado que tener una regadera es un lujo no solo material? Es un extracto del Edén.

El problema es que vemos las cosas tan rutinarias, y nos volvemos desagradecidos, perdiendo así nuestra capacidad de asombro, pero una regadera es una porción del cielo y no solo porque al bañarte con agua caliente te recreas con unas nubes aborregadas en vapor, sino porque tú decides cuando llueve y cuando no”.

Seguidamente, subraya; ¿Y qué decir del inodoro?, un trono donde ricos, pobres, cultos e incultos se sientan, (mentira que todos somos iguales ante la ley), ¡Oh, pero cuanta verdad es que todos somos iguales ante la taza del baño!

Una vez escuché a alguien decir lo siguiente de forma despectiva: -La fontanería es un trabajo sucio, pero alguien debe hacerlo-. Y yo le contesto a dicha persona que no posee ni un poco de imaginación, y espero esas ideas las deposite donde se merecen, que yo tiraré de la palanca y como remolino se vayan por el desagüe.

“Todo trabajo realizado con integridad se convierte en algo benéfico para la sociedad, y si bien es cierto disfruto transmitir maravilla a la hora de escribir, ¡Seamos realistas! El plomero no está en una oficina con clima, no recibe un salario estable, y sí, muchas veces tiene contacto directo con los “deshechos” de lo que fue una buena cena.

 Existen patrones exigentes que al desconocer el trasfondo de “porqué” un baño está en el lugar donde está; regatean el trabajo y se les olvida justamente eso: ¡Qué es trabajo!, las herramientas no se pagan solas, el fontanero tiene bocas que alimentar, una familia para sacar adelante, su tiempo también es importante. Y es muy miserable que alguien pudiente, pida “lo menos”. Sabiendo que está en sus manos poder pagar eso y más”.

Confirma que el sol a veces puede ser su máximo enemigo, porque cuando no se trabaja bajo techo, y es en las azoteas donde se lleva todo el espectáculo, al plomero no le queda otra cosa que recibir las descargas directas de unos potentes rayos que dañan su piel, y muchas veces eso ni siquiera le importa, porque disfruta lo que hace y disfruta más el hecho de ver a su cliente satisfecho.

Al plomero que conozco no le he oído hablar mal de las personas a las cuales sirve, porque inmediatamente los ve como “amigos”, se contenta por poner a disposición sus servicios, y todas sus herramientas pertenecen a su pueblo, le ha trabajado a doctores, maestros, abogados, empresarios y jefes de gobierno.

En fin, Cristhian Romero Segovia, concluye que a casi todo Huejutla. Su stilson, marro, perica, cinta teflón, soplete, cincel, desarmadores, lijas, pinzas, todas ellas apiladas en un morralito, listas para instalar, ajustar y reparar averías. 

“Me llenan de orgullo porque no todos los líderes de familia llevan camisa y corbata. Al plomero que conozco que lleva por nombre: Julio César Romero Vera, tengo el honor de llamarlo Padre”.

Pd: Un agradecimiento especial al profesor, Floriberto Mendoza Castelán. Quien tuvo la iniciativa de reconocer a quienes nadie reconoce.

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