2025-11-18 22:11:06

La carestía arruina la economía del pueblo: Nahúm Ortega

Por Enedino Hernández/Zunoticia

Huejutla, Hgo.- “La carestía arruina la economía del pueblo, lo que escasea encarece, la demanda excesiva de los bienes le da un valor económico excesivo a los productos, aumentar nuestro salario y simultáneamente encarecer los bienes básicos para la vida, siempre dejará en desventaja a los más pobres, ya que el valor adquisitivo de la moneda se nulifica”, señaló el profesor Nahúm Ortega Camargo.

Expuso que, tal hecho que se reconoce como ‘inflación de la moneda’, en realidad es el encarecimiento de la canasta básica y demás artículos, deja únicamente perdedores, “a los pobres no nos alcanza para vivir satisfechos en nuestro estómago y los ricos no venden sus artículos por la falta de circulante, solo uno que otro usurero se ve favorecido a costa de sus propios familiares”.

Recordó que años atrás el agua limpia y pura era gratuita, pero la contaminamos y ahora su escasez le está poniendo un precio muy alto “por los calores y la falta de agua, el ganado ha bajado en su precio, pero el precio de la carne se fue a las nubes; algo anda mal en la lógica del comercio, las ambiciones de enriquecimiento se desbordan, la iniquidad en el concepto de justicia en el comercio está abusivamente surgiendo”.

En otras épocas ha pasado algo semejante, los especuladores, intencionalmente escaseaban los artículos básicos, para encumbrar sus precios y obtener fabulosas ganancias a cambio del sacrificio del pueblo, sin duda alguna el afán de riqueza ensombrece los valores de la moral.

Subrayó que, cincuenta años atrás, el consumo de carne era mínimo en la mayoría de los hogares, “actualmente en algunas comunidades marginadas tampoco se consume carne, lo poco que se consume hay que ir a comprarlo al mercado; se abandonó la producción de lo elemental para la vida en cada hogar, ya no engordamos aves, conejos, ni cerdos que son los consumidores naturales de los desperdicios de los alimentos de la familia, ya no sembramos epazote, yerba buena, cebolleja, cilantro, nabos y más, somos dependientes de lo que producen industrialmente en el campo y de los intermediarios del comercio, luego consumir chatarra se ha hecho parte de nuestros usos y costumbres”.

Insistió que los problemas sociales siempre son complicados, porque se van enquistando en los usos y costumbres de la cultura, “mencionar que los comerciantes son los únicos responsables, y no reconocer nuestra participación es grave, hay mucho que retomar de las costumbres de nuestros ancestros, para marcar nuestra soberanía social”.

El sentido de solidaridad debe ser recobrado e impulsado, ante la eventualidad de un abuso, se deben aplicar las normas sociales convenidas en la informalidad y organizarlas para que sean efectivas, así evitar arbitrariedades; los incrementos en los precios en el pasado reciente se fundamentaron en el aumento de la gasolina, situación que hoy no puede ser argüida.

“Algunos amigos me preguntan sobre lo que hace la PROFECO, mi respuesta es Qué le hemos pedido que haga; Con ello, quiero decir que debemos, como sociedad, participar con acciones concretas para impedir injusticias, lamentable que para todo solo estemos dispuestos a pedir sin ofrecer, a extender las manos y esperar milagros. En las naciones más desarrolladas, por dar un ejemplo, si la carne aumenta injustificadamente su precio, solidariamente nadie compra carne y sin la presencia de PROFECO’S”.

Concluyó citando que ante esta situación, los comerciantes no tienen más opción que bajar el precio o esperar a que su mercancía se pudra; la organización colectiva ya no debe ser obviada, ni la propia autoridad tiene el poder de cambiar las condiciones adversas como las tiene el propio pueblo, la autoridad posee un compromiso que desde luego, debe ser exigido su cumplimiento, pero el poder social es determinante.

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