Por Esmeralda Vargas/Zunoticia
Tianguistengo, Hgo.- En el municipio las tortillas de comal han ganado un lugar destacado en la gastronomía local, a diferencia de otros municipios donde las tortillas de máquina predominan. Este pequeño gran detalle resalta la riqueza y la autenticidad de la comida mexicana en este pintoresco municipio.
La historia de las tortillas de comal en Tianguistengo está íntimamente ligada a la experiencia y dedicación de doña Araceli N. Desde pequeña, Araceli aprendió el arte de hacer tortillas de comal, una tradición que ha pasado de generación en generación en su familia. Después de muchos años trabajando para otros, decidió dar un paso valiente y abrir su propio local, donde ahora ofrece a la comunidad sus deliciosas tortillas hechas a mano.

El kilo de tortillas en su local se vende a $23, un precio que refleja la calidad y el esfuerzo que conlleva su producción. Los principales consumidores de sus tortillas son los albañiles, maestros y algunos estudiantes de la Universidad que visitan su local para acompañar sus comidas con un toque auténtico. Araceli ha notado un aumento en las ventas durante el regreso a clases, cuando la demanda de tortillas recién hechas aumenta.
“Mi trabajo comienza a las 8:00 a.m. y termina a las 6:00 p.m.”, señala Araceli, enfatizando que su enfoque principal es ofrecer tortillas de comal. Este tipo de tortilla, cocida en un comal tradicional, tiene un sabor y una textura que la distinguen de las tortillas producidas en máquinas, algo que los habitantes de Tianguistengo aprecian profundamente.
El compromiso de Araceli con la calidad y la tradición no solo contribuye a la economía local, sino que también preserva una parte valiosa de la cultura culinaria mexicana. Las tortillas de comal son más que un simple acompañamiento; son un símbolo de la dedicación y el cariño que se pone en cada paso del proceso de elaboración.
La preferencia por las tortillas de comal en Tianguistengo refleja un vínculo duradero con las tradiciones culinarias que continúan enriqueciendo la vida diaria de sus habitantes, convirtiendo cada comida en una experiencia auténtica y sabrosa.