Espejeando.

Visibilizar a las mujeres en la comunidad, en esa fuerza laboral que realizan en la comunidad,  en el hogar parece debiera ser una de las propuestas mayores de los próximos diputados y diputadas. En el esquema tradicional de hacer política de los “políticos”, alguien debe comenzar a romper los paradigmas, por el bien de una sociedad, con mayor apertura, incluso en los escenarios más cerrados que pudiera ser una búsqueda de igualdad y libertad.

Pareciera que hablamos de un tema superado, pero eso no es verdad y seguir engañados es mantener los ojos cerrados ante los cientos de jovencitas que son víctimas de abuso, maltrato y no queremos decirlo pero pudiera haber incluso “trata”, decisiones personales equivocadas en embarazos no deseados, en estupros no denunciados, los usos y costumbres de la comunidad en algunos casos genera violencia, la primera es sin duda que tengan participación en la toma de decisiones, no solo del hogar, también de la comunidad.

Optar por un cambio a veces es comenzar a entrar a esos usos y costumbres, en la que los jóvenes y niños juegan un papel preponderante en los cambios naturales, para ese cambio en favor de las mujeres y las niñas, se requiere de la intervención de los varones preparados, conscientes. Partiendo desde la cosmovisión misma de nuestra zona en la que madre, es tierra, la que da vida, la que abraza, da de comer, cuida la vida y refrenda su vida por sus retoños, da cobijo, se desvela por ti, es el factor que une y reparte para sus iguales partiendo de la magia del amor.

Las políticas públicas dirigidas en pro de las mujeres son muchas, el tema central es que la sociedad organizada no ha podido construir sus fuentes de poder para que esta perspectiva desemboque en la comunidad, incida en la vida misma de las formas organizacionales internas, los hombres y mujeres del poder o empoderados, tienen enfrente una tarea de muy alta responsabilidad, las áreas del DIF municipal no solo son un lugar para la foto bonita, hay situaciones que no gustan y obliga a la intervención. Obliga a implementar un modelo de intervención efectiva en pro de las mujeres y las niñas. Intervenir implica involucrar a autoridades pero también castigo a quien rompa el estado de derecho.

 De ahí que la Instancia de la Mujeres y DIF entre otros órganos de carácter legal, deben cumplimentar su función, tengan entendido la orientación de estas políticas de construcción en el tejido social, que lejos de verse superadas por sus diferencias por origen o dependencia, se entienda que las tareas están explícitas en su función pública, y que no hacerlas también trae consecuencias, la más grave no es que se sancione a alguna funcionaria o funcionario, sino el daño de no estar a  tiempo cuando algo delicado vaya transitando en alguna persona vulnerable.

El reconocimiento de las mujeres en la comunidad en carácter legal, no necesariamente reciben el mismo trato, sus derechos no son respetados, la discriminación, la violencia familiar o comunitaria es uno de los factores a erradicar.  Acabamos de pasar una elección a ayuntamientos, en la que la mujer de comunidad que participa, tiene derecho de obtener un trabajo, una remuneración digna, en ocasiones termina el intento por acceder a un cargo laboral, para eso muchos líderes varones, por supuesto que aceptan ayudarles a acomodarse a un desempeño de beneficio personal, y en muchas de estas acciones trae una condición, que tengan una relación sexual para encaminarlas a ponerlas en estos ansiados espacios. Lo anterior no es nuevo, es una denuncia silenciosa por muchos años en el sector magisterial y de otros ordenes.

 Si algunos líderes se sienten descobijados, una disculpa, si hay en esta nuestra extensa huasteca algunos sujetos que ponen como condición en esa gestión de recomendar a la mujer en los espacios de desempeño laboral, siempre y cuando esta condición laboral se cumpla en un formato extracurricular. Dirán que eso no existe, pero tenemos bien fundadas estas circunstancias que lamentablemente las damas callan y deben entrar protocolos de protección en escenarios de desigualdad, en la que la ventaja o desventaja está enclavada en la necesidad, la pobreza, el interés por servir y progresar se desvirtúa al humillar, sobajar o someter a la mujer.

Caminar hacia la igualdad requiere talento, hombres y mujeres especializados en entender la situación o que estén dispuestos a trasformar la visión, porque  el factor de la pobreza y exclusión social  es real en nuestro entorno, y los legisladores han hecho leyes, hay contenido, pero quien construye el anclaje de que estas leyes se apliquen, se transformen en un dique que permita pensar dos veces una maniobra antes de que se tome una mala decisión para atentar contra la vulnerabilidad de alguien más indefenso.

Construir los cimientos en nuestra huasteca y sierra de estas acciones especializadas para visualizar a las mujeres no solo requiere de estudios e investigación antropológico, también de que se comience a caminar en la construcción de esa igualdad desde la comunidad, para eso debería de servir la política electoral, la participación del Instituto Nacional Electoral, el Concejo Estatal Electoral, las ONGs, la sociedad organizada, la participación social con colectivos dirigidos a poner esa pared contra las acciones negativas y dañinas que frenan el intento de alcanzar la igualdad.      

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